Historia del Castillo de Praga

Según las investigaciones arqueológicas y las fuentes escritas más antiguas se opina que el Castillo de Praga fue fundado alrededor del año 880 por el príncipe Bořivoj del linaje de los Premislidas.

El oppidum de la Edad Media Temprana fue fortificado con un foso y un terraplén de tierra y piedras. El primer edificio de ladrillo fue la iglesia de Virgen María. Otras iglesias, consagradas a San Jorge y San Vito se fundaron en la primera mitad del siglo X.

El Castillo de Praga fue, a partir del siglo X, no solamente la sede del jefe de Estado, del príncipe y más tarde del rey, sino también del representante mayor de la Iglesia, el Obispo de Praga. También el primer monasterio en Bohemia fue fundado en el Castillo de Praga, junto a la iglesia de San Jorge, para la orden de las benedictinas.

En la iglesia principal del castillo, que era desde el siglo XI la basílica de San Vito, que fue construida en el lugar de la antigua rotonda, se conservaban las reliquias de los santos patrones del país: San Vito, San Wenceslao y San Adalberto. El Monasterio de la Iglesia de Praga fue, a partir del siglo X, una institución importante de formación y cultural.

La época del auge fue para el Castillo de Praga el período del gobierno de Carlos IV, rey, más tarde emperador del linaje de Luxemburgo (mitad del siglo XIV). El Castillo de Praga fue, por primera vez, la residencia imperial, la sede del gobernante del Sacro Imperio Romano Germánico. El palacio real fue generosamente remodelado y se reforzó la fortificación. Según el ejemplo de las catedrales francesas, empezó a construirse el templo gótico de San Vito.

Todavía durante el reinado de Wenceslao IV, hijo de Carlos, continuó la edificación del Castillo. Las guerras husitas y las siguientes décadas, durante las cuales el castillo no estuvo habitado, causaron el deterioro de los edificios y las fortificaciones del castillo.

Otra época próspera llegó después del año 1483, cuando el rey de la nueva dinastía de los Jagellón volvió a asentarse en el Castillo. Junto con la nueva fortificación se construyeron las torres defensivas en la parte norte (Torre de la Pólvora, Nueva Torre Blanca y Daliborka). Benedikt Ried, arquitecto de la fortificación, reconstruyó y amplió también el palacio real: el magnífico Salón de Vladislao fue la sala abovedada profana más grande de la Europa de entonces. Sus grandes ventanas se consideran una de las primeras muestras del estilo renacentista en Bohemia.

Los Habsburgo, reyes de la siguiente dinastía en el trono de Bohemia, iniciaron la remodelación del Castillo hacia una sede renacentista. El estilo de aquella época hizo que primero se fundara el Jardín Real, en el cual se construyeron, durante el transcurso del siglo XVI, los edificios que sirvieron para el entretenimiento: el Palacete de verano, la Sala de Juego de Pelota, el Campo de Tiro y el Patio de los Leones. Paulatinamente se remodelaron la catedral y el palacio real. Los nuevos edificios residenciales se empezaron a construir al occidente del Antiguo Palacio Real, a lo largo de la muralla sur.

La remodelación del Castillo culminó durante el reinado de Rodolfo II. El emperador se asentó para siempre en el Castillo de Praga y empezó a convertirlo en el centro más digno y grandioso del imperio, atractivo para los diplomáticos, artistas e intelectuales. El emperador fundó el ala norte del palacio con la actual Sala Española para poder ubicar sus ricas colecciones artísticas y científicas.

La defenestración de Praga, en el año 1618, inició un largo período de guerras, durante las cuales el Castillo de Praga fue dañado y saqueado. Para la estancia del monarca se utilizó sólo excepcional y temporalmente.

En la segunda mitad del siglo XVIII se realizó la última gran remodelación del Castillo que lo convirtió en sede representativa de tipo palaciego. En aquella época fue Viena la capital del imperio y Praga tuvo carácter provincial. El castillo se deterioraba paulatinamente y sus tesoros artísticos fueron perjudicados por la venta de los restos de las colecciones de Rodolfo.

El emperador Fernando V eligió el Castillo de Praga como su sede después de su abdicación en el año 1848. Con esta ocasión se añadió la Capilla de la Santa Cruz en el segundo patio. Para la coronación preparada, aunque no realizada, de Francisco José I fue adaptada la Sala Española y la Galería de Rodolfo.

Una gran acción de construcción fue la terminación de las obras de la catedral que no fue iniciada por el monarca, sino por la Asociación para la finalización de la construcción del templo de San Vito. La catedral fue terminada en el año 1929.

Después de la fundación de la República Checoslovaca independiente, en el año 1918, el Castillo de Praga volvió a ser, de nuevo, la sede del jefe de Estado. De las remodelaciones necesarias fue encargado el arquitecto esloveno Jože Plečnik.

También hoy día se realizan reconstrucciones y remodelaciones del recinto del Castillo de Praga. No se trata solamente del necesario mantenimiento de la construcción. El objetivo básico es abrir el recinto del Castillo de Praga a los visitantes. Después del año 1989 se abrieron al público muchas zonas hasta entonces cerradas, por ejemplo, el Jardín Real con la Sala de Juego de Pelota, los Jardines del Sur, las Caballerizas imperiales y el Ala teresiana del Antiguo Palacio Real.

El Castillo de Praga es, en la actualidad, aparte de la sede del jefe de Estado, también un importante monumento histórico y cultural. En el Castillo de Praga se guardan las joyas de coronación, los restos de los reyes de Bohemia, valiosas reliquias cristianas, tesoros artísticos y también documentos históricos. Entre sus paredes transcurrieron acontecimientos muy importantes para todo el país. El Castillo de Praga es una materialización de la tradición histórica del estado checo, una conexión del presente con el pasado.